Por Marielena Núñez, BFRP
Todo comenzó en abril de 2020, justo cuando se anunció la pandemia como emergencia global. Acababa de dictar un curso de Nivel 3 en Guayaquil, Ecuador. Al regresar, los cuatro aeropuertos por los que pasé (no hay vuelo directo de Calgary, Canadá, a Guayaquil) tenían medidas de higiene y estaban invitando a las personas a usar mascarillas y desinfectante de manos. Pensé para mí: “Bueno, vi las noticias sobre esto en China en diciembre pasado, y mira esto, está realmente ocurriendo”. El hecho es que nunca imaginé la trascendencia que tendría el anuncio de la pandemia. En Canadá, tuvimos medidas estrictas para mantener a la población segura y saludable dentro de límites razonables. No podíamos reunirnos en grupos, la mayoría de las reuniones eran en línea, y se nos aconsejaba mantener el distanciamiento físico.
Inmediatamente pensé en mis colegas y estudiantes de Bach que trabajan tan duro para llevar a cabo sus cursos y consultas en la región de América Latina, y también en lo importante del tema social y de compartir. Así que pensé en dos cosas, primero en estudiar la posibilidad de enseñar el Nivel 1 en línea y capacitar a los tinstructores en cómo usar la tecnología para hacerlo. Fue aprobado, y el resto es historia. Mi segundo objetivo era conectar a las personas, nos hablaban de distanciamiento físico no de distanciamiento social. Así que diseñé un conversatorio los viernes que dura 90 minutos, sin costo alguno, caracterizado por la inclusión y el intercambio de experiencias y conocimientos entre todos los miembros de la comunidad Bach.
El modelo ha evolucionado a lo largo de los años, y ya hemos tenido 200 reuniones a lo largo de los años, todos los viernes de la semana, sin falta. Para algunos los conversatorios son parte del desayuno; para otros somos parte del almuerzo o el café de la tarde. Hemos tenido reuniones con 98 personas, un webinar con casi 750, y nuestras reuniones semanales suelen contar con alrededor de 45-50 personas. Lo hermoso de ésto es que las personas se conocen e interactúan, aunque vivamos en diferentes países. Algunas personas que han visitado Calgary se han reunido conmigo para tomar un café y charlar. Como que nos conocieramos de toda la vida!! Lo mismo ha ocurrido en otros países. Practitioners e instructors de España también se unieron al movimiento. Hemos tenido conferencias anuales para diferentes zonas horarias donde hablamos sobre nuestra práctica de Bach, casos, autoayuda, otros tópicos de reflexión entre muchos otros temas.
También tenemos un grupo de Whatsapp gestionado por Miriam Pescara donde las conversaciones de los viernes continúan. Nos hemos convertido en una familia; hemos compartido buenos y no tan buenos momentos.
Cada jueves en la noche preparo mi esquema de presentación y cada viernes compartimos preguntas, observaciones, reflexiones. Nadie tiene status superior, todos somos iguales. Los viernes en la mañana son parte de mi vida. Este viaje de construcción de una comunidad Bach es una de las experiencias mas gratificantes de mi vida. Me siento muy agradecida por el amor y el apoyo que vibran en esta familia Bach, sincronismo de corazones. Gracias a todos los miembros hispano americanos (USA, América Central, Sur América y España), de Brasil y Portugal que se unen en esta experiencia de aprendizaje. Mi gratitud a todos ustedes. Aprendizaje, Bach y amor en su máxima expresión.
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